El mundo cambia, y a una velocidad que nunca antes vista. Hoy somos testigos de cambios tecnológicos, en la forma de relacionarnos con y como personas producto de la pandemia, y en la forma que las organizaciones se rearticulan frente a nuevas realidades del mercado laboral. Las empresas del sector agroexportador no están ajenas a ello, es más son escenario y testigos directos de estos cambios, dada introducción constante de nuevas tecnologías que automatizan cada vez más procesos, las exigencias -cada vez más relevantes – de las comunidades, así como también las dificultades en los procesos de reclutamiento por falta de trabajadores y el aumento de la tasa de rotación de los colaboradores (as).

Ante este escenario la capacitación se hace esencial. “Estamos frente a un escenario de incertidumbre dada la velocidad de los cambios en el último tiempo. Cambios que tienen su explicación en distintas variables políticas, sociales, salubristas y económicas que han afectado no solamente a nuestro país, sino al mundo entero. Bajo estas condiciones, las empresas deben concentrar sus esfuerzos en estrategias internas dentro de su ámbito de acción, pues querer cambiar factores externos se hace casi imposible. Por ello, incorporar un diagnóstico organizacional y programas de desarrollo de nuestras(os) colaboradoras(es) se presentan como una gran oportunidad para enfrentar los cambios”, indicó Mónica Delgado.

“El diálogo y el acuerdo es hoy el centro de las relaciones entre las empresas y sus trabajadores, y una de las herramientas de diálogo social con que cuentan las organizaciones son los Comités Bipartitos de Capacitación, los cuales, están integrados por representantes de la empresa y de los trabajadores, y donde se deciden los programas de capacitación anuales. Estos Comités, a su vez, son en sí mismos una gran herramienta de retención de talento al ofrecer oportunidades de capacitación para ellos y sus familias, generando adhesión y motivación por permanecer en la empresa”, aseguró la profesional.

En el mismo ámbito, el subsecretario del trabajo, Giorgio Boccardo, destacó que la franquicia tributaria y el apoyo de las OTIC son un gran aliado para materializar los procesos de conformación y trabajo de los Comites Bipartitos de Capacitación. “Particularmente las empresas tienen el deber de utilizar la franquicia tributaria para el desarrollo de sus trabajadores; en el marco de la responsabilidad social empresarial preocuparse por la formación e inclusión de las personas vulnerables del entorno -vía becas laborales-; identificar y comunicarle a SENCE sus necesidades de trabajo, ya sean los perfiles ocupacionales o las habilidades que demandan; y junto a sus trabajadores y trabajadoras en los comités bipartitos de capacitación, acordar planes de formación que cumplan las expectativas de las partes. La preocupación por la formación del personal es parte de la compensación no monetaria de las empresas que, se expresa en aumentos de productividad y mayor bienestar. Allí donde otras instituciones han fallado, SENCE junto a las empresas pueden avanzar en dignidad: formación técnico profesional, de calidad y que abra perspectivas de futuro”, observó.